Falta de transparencia y credibilidad es lo menos que puede decirse de la actuación del Banco Central de Venezuela (BCV) al no publicar las cifras y datos estadísticos de índices como el de la inflación y escasez de Junio y Julio del presente año a pesar de encontrarnos ya finalizando el mes de Agosto. Eso a pesar de que existen estamentos legales propios y externos que indican que es una función propia del organismo publicarlas los primeros días del mes siguiente.
Obviamente el gobierno no quiere que las cifras salgan a la luz pública porque sería reafirmar su mala gestión económica y el engaño a la población por la ineptitud al afrontar los problemas y porque no han sido capaces de revertir la mala situación, de hecho, la han empeorado con tantos controles absurdos que en nada han beneficiado al país. Este comportamiento es repetitivo, por ejemplo, a finales del año pasado y ante la inminencia de elecciones, el BCV ocultó los datos por un buen tiempo para que su efecto negativo fuera menor en dicho proceso electoral.
Este comportamiento también contribuye a generar sosobra en los inversionistas ya que la percepción es de que Venezuela está realmente mal en materia económica. La población venezolana no se ve engañada ya que día a día ve el deterioro institucional y desmejoramiento de su calidad de vida, por lo que la estrategia estatal parece dirigida a jugar a la desinformación en el ámbito internacional y no afectar tanto su imagen externa.
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