La forma de operar comercialmente de empresas importadoras venezolanas con sus proveedores extranjeros, ha dado un giro. Así se desprende del criterio técnico emitido por la División de Estudios e Investigaciones del Valor de la Intendencia Nacional de Aduanas de Venezuela. Pero en realidad, ¿de qué se trata? Consiste en aceptar facturas de importación en moneda nacional, es decir, en bolívares fuertes. Dicho criterio, expresado en una circular, es contundente cuando sentencia: "Los gerentes de aduanas principales y subalternas y los jefes de divisiones de operaciones, quedan encargados de hacer cumplir el contenido del criterio".
Es así como la Intendencia, ajustada a las normas de valoración aduanera vigentes en el acuerdo de la Organización Mundial del Comercio (OMC) dio factibilidad al principio que de manera autónoma, la voluntad de las partes sea la que determine la forma, los medios de pago y la moneda en la cual quedaría librada la importación. "Una exportación de mercancías pudiera estar pactado su pago en cualquier tipo de moneda, incluso la del país de importación, no existiendo consecuentemente impedimento para aceptar la factura en la moneda del país de importación", señala el teniente coronel Elpidio Pérez Chirinos en su concepto técnico. "Cualquier medida positiva que se haga para fortalecer el comercio con Venezuela es buena", dijo Javier Díaz, presidente de la Asociación Nacional de Exportadores de Colombia (Analdex). A juicio del dirigente gremial, los beneficios se darían principalmente para las fronteras con Venezuela, teniendo en cuenta el tema del bolívar. "Dada la fluctuación de la moneda venezolana en esa zona, la medida puede facilitar el intercambio comercial", aseguró Díaz.
Por su parte, Ricardo Bonilla, director del Observatorio de Coyuntura Socioeconómica del Centro de Investigaciones para el Desarrollo de la Universidad Nacional, considera que el mayor conflicto de la relación comercial colombo-venezolana no es la moneda sino la forma de pago. No obstante, cree que podría ayudar a dinamizar el comercio, pero con consecuencias sobre la devaluación en Venezuela. Pero el análisis va más allá. Ana María Camacho, directora de Estudios Económicos de la Cámara Colombo - Venezolana, pese a que considera positiva la medida, advierte de la necesidad que el Emisor en Colombia efectúe algunas directrices para que sea operable principalmente en las fronteras con Venezuela. Además señala como inconveniente para las operaciones, el diferencial cambiario. La Cámara de Comercio de Cúcuta, como la Colombo- Venezolana, hacen intentos para que los profesionales del cambio en la frontera puedan actuar como operadores del mercado cambiario. Es decir, que en Colombia se acepte que esos bolívares que se van a recibir de exportaciones los puedan canalizar los operadores cambiarios y estos sean los que legalicen la operación. Fuente: EMEN.
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