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sábado, 28 de mayo de 2011

Deuda cara por errores del gobierno

Eliminar el permuta y decirle adiós a las casas de bolsa le costó al Estado el interés de los inversionistas extranjeros. Ahora Venezuela tiene que ofrecer uno de los intereses más altos de la región, con el rendimiento más alto del mundo, para que su deuda resulte interesante a los compradores internacionales y logre así obtener el financiamiento que esté buscando; lo que también conlleva una mayor entrada inmediata de dólares que alimentan la demanda de divisas del país. La última emisión de deuda, vendida el año pasado después de la crisis del mercado de valores y su desaparición casi total, se ofreció con un cupón de 12,75% (Global 2022, y también los bonos de Pdvsa 2022), que ahora está generando un rendimiento de 18%, lo que le costará a la República unos $18.000 millones a su vencimiento.
 
Recuerdan analistas financieros que las casas de bolsa funcionaban como los inversionistas locales ante los ojos de los extranjeros. Y como intermediarios le generaban liquidez al inventario de papeles de la República (incluyendo los bonos de Pdvsa). Todos los días las empresas de corretaje impulsaban ese mercado comprando y vendiendo los papeles existentes. Para un inversionista internacional el comportamiento de los inversionistas locales es un indicador: "Cuando un inversionistas extranjero comienza a prever que los locales están comprando deuda es porque advierte que hay una información que él no tiene y que estos locales manejan, lo que hace que la deuda se haga apetecible", explica uno de los viejos actores del mercado de valores. "Cuando un banco decide vender una parte significativa de la deuda que tiene en su portafolio, por ejemplo, los inversionistas internacionales perciben esa posible acción e inmediatamente comienza a bajar un poco la deuda, porque prevén que va a haber una liquidez en el mercado local", agrega. Pero ahora es otra la historia. Analistas financieros explican que con el fin del mercado de capitales también se acabó el movimiento que los inversionistas extranjeros observaban de los papeles de deuda pública venezolana. Esto luego de que se eliminara en la Ley para Ilícitos Cambiarios la permisibilidad de la negociación de títulos valores en moneda extranjera y de que se les prohibiera a las empresas del sector la intermediación y hasta la tenencia de bonos de deuda pública.
 
El sistema bancario del país también funcionaba de la misma manera que las casas de bolsa en los mercados extranjeros, sobre todo con operaciones directas de su tesorería, para agilizar y darle liquidez a su portafolio de inversión, y complementar así sus ingresos y generar rentabilidad. Pero, aunque ahora las entidades bancarias tienen la exclusividad de la intermediación de los títulos valores de deuda pública, no interactúan directamente con los mercados extranjeros, sino que negocian con el único centro de transacciones del país en este momento: el BCV. Los bancos están obligados a negociar esos bonos a través del Sitme. Los inversionistas extranjeros, según expertos financieros, no perciben que este nuevo sistema tenga el movimiento necesario para agilizar los portafolios, ni siquiera los de aquellos que apuestan más a los mercados emergentes. La principal razón, según los analistas, es que el objetivo primordial del Banco Central es satisfacer la demanda de dólares del país; pero no produce la liquidez con los bonos de deuda que se generaba anteriormente con las empresas bursátiles. Esto, para los grandes inversionistas extranjeros, representa un riesgo. Aunque la República no ha dejado nunca de honrar sus compromisos de deuda, a un comprador internacional le resta atractivo el hecho de que en Venezuela ninguna institución privada pueda responder ante una ausencia del pago a la fecha de vencimiento del papel.

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