La apertura de un mercado cambiario alterno está en el tapete como la vía más idónea en el plazo inmediato para solventar las presiones cambiarias y así bajar la escasez y la inflación. El esquema, previsto por el ministro de Finanzas y vicepresidente de la economía, Nelson Merentes, confronta a distintos economistas, académicos y financieros del país en cuanto a su éxito o fracaso. La oferta de divisas que pueda proporcionar el Estado, la posibilidad de que el sector privado participe en este mercado y el equilibrio o no de la demanda de dólares, son los principales elementos de discrepancia entre los expertos. Aunque todos concuerdan en que sin medidas integrales, que atiendan el área fiscal, monetaria y cambiaria como un plan general, este posible mecanismo no tendrá resultados óptimos. No se entiende como los encargados de manejar la economía venezolana atacan el problema como un proceso de ensayo y error cuando los principios de prosperidad económica son bien claros.
Las autorizaciones de divisas en Cadivi tienen retrasos de entre 60 y 90 días, por lo menos, y el recién creado Sistema Complementario de Autorización de Divisas (Sicad), no ha ofertado más de $1.000 millones desde su creación en marzo, ni siquiera una cuarta parte de lo que otorgó el Sitme en el 2012. Estas condiciones, entre otras, no solo provocan altas presiones cambiarias, que elevan el precio del dólar no oficial, traen altos niveles de inflación, y escasez de 20%, sino que son suficientes premisas para que algunos economistas se atrevan a asegurar que la disponibilidad de divisas de Venezuela es baja. Y sin suficiente moneda extranjera, estos expertos no dudan en vaticinar que el nuevo sistema no tendría éxito. El economista Ángel García Banchs, está de acuerdo con esa afirmación, asegura que nadie en Venezuela querrá dejar sus dólares por bolívares en el país. Según los cálculos del experto, las reservas internacionales líquidas están en $850 millones para los últimos días de septiembre. Para el economista Orlando Ochoa, inciden en esta situación de escasez de divisas, los acuerdos petroleros que tiene Venezuela con otros países, como los convenios de PetroCaribe, PetroSur, o los que se llevan a cabo con Cuba. Recuerda el experto, que estos tratados, implican pagos a descuentos, a plazos, y algunas veces con servicios, que complican el flujo de caja de Pdvsa. Aparte de los compromisos de la estatal petrolera por el préstamo chino y las transferencias al Fonden. En el primer semestre de este año, las exportaciones hechas por Pdvsa fueron de $42.940 millones, pero lo que le vendió en ese tiempo al BCV fue la mitad, específicamente $21.872 millones. Ochoa indica que esta situación se debe a que alrededor de la mitad de la exportación de la petrolera no se cobra, debido a las condiciones de los convenios petroleros que hay con países amigos.
Pero el interés mayor para el Estado, sería ahorrar a través de esta alternativa parte del gasto en dólares. Según explicó Víctor Silva, director de Kapital Consultores, este mercado bajaría los compromisos para honrar en dólares del Gobierno, que no cubrirá 100% de las importaciones. Y es que, de hecho, para Kapital, de abrirse el nuevo mecanismo alternativo, habría incluso una posible redirección de las divisas aprobadas en Cadivi, que también favorecerían a la oferta en este esquema. Según esta consultora financiera existe una sobre estimación de la posible demanda que surgiría de las transnacionales que no han podido repatriar sus dividendos, los que calculan en Bs. 57.000 millones; a una tasa de cambio de Bs. 6,30, se correspondería a $9.000 millones, pero a una tasa de Bs. 25, el monto sería mucho menor, de unos $2.280 millones. Se hace necesario reducir la liquidez que ejerce fuertes efectos inflacionarios así como estimular la producción para reducir la escasez. El gobierno debe procurar pragmatismos y no idealismos que mucho daño le hacen al país.
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