Emigrar tiene su costo, tanto emocional como en tiempo
y dinero. La inversión dependerá del país donde el venezolano planea instalarse
y del estatus migratorio que se pretenda adquirir. Como parte del fenómeno
de la migración venezolana que se registra desde hace una década, los destinos
más buscados apuntan a países donde existan mejores garantías para los negocios,
desarrollo profesional y un contexto que ofrezca seguridad, mejores precios y
calidad de vida, factores que contrastan con las actuales condiciones de
Venezuela. También, en la decisión final influyen factores como la cercanía, el
idioma y cultura comunes. La planificación es importante para evitar contratiempos. Un
30% de las personas que deciden mudarse a otro país terminan regresando a
Venezuela alrededor de los dos años, según Fernando Rodríguez, director general
de la empresa de mudanzas internacionales Front Movers.
También hay que
prever los recursos suficientes que requiere cambiar de país. Los gastos
comienzan mucho antes de la mudanza. Una simple consulta inicial de asesoría con
un bufete de expertos puede elevarse a 250 dólares (1.075 bolívares al cambio
oficial). Hay personas que han invertido hasta 8 mil dólares (Bs. 43.400) sin
ver sus sueños de migrar materializados. Estados Unidos (EEUU) sigue siendo
el principal destino de los emigrantes criollos. Y Miami, la ciudad donde se
asienta la mayor colonia de nacidos en Venezuela. En 2011, 54% de los
venezolanos que obtuvieron la residencia permanente en EEUU (4.954 de un total
de 9.183) se encuentran en esa jurisdicción, según cifras del Departamento de
Seguridad del Estado. Alcanzar el "sueño americano" puede llevar su tiempo. Es el caso de
Alejandra, una profesional de 36 años que ha invertido 30 mil dólares en unos 10
años en busca de la green card y todavía no la obtiene. Permanece en el
territorio legalmente (domiciliada por los momentos en Nueva York, pero con un
permiso de trabajo.
Los venezolanos también tienen la
posibilidad de postular a países con programas de migración selectiva, como
Australia y Canadá, donde la creciente presencia de coterráneos ha sido
constante en la última década. La familia Gago-Balbi tiene ya un año
viviendo en Otawa, Canadá, con residencia permanente. Pero les costó cuatro años
obtener ese estatus al que postularon en 2007 desde Ciudad Guayana a través del
programa Federal Skilled Workers. Cuentan que una familia de cuatro miembros en Ottawa necesita unos 3.000
dólares canadienses (unos Bs.12.927,62) al mes para vivir en una buena zona,
cerca de colegios para los niños y sin mayores lujos pero con calidad de vida. Los que entran legalmente a Canadá reciben mucha ayuda del Gobierno para su
adaptación, como cursos gratis de idiomas y asesorías para buscar empleo. Los
colegios, útiles escolares por un año y el transporte son totalmente gratuitos,
y la educación es de excelente nivel. Aparte, el Gobierno canadiense les aporta
ayuda por los hijos o alquiler de vivienda, y retorno de impuestos pagados que
entran dentro de las exoneraciones. Colombia es otro país que le hace guiños a los nuevos migrantes
venezolanos, especialmente desde hace dos años, en los que se registra un
aumento de ingresos a ese país. Es la primera nacionalidad que recibe mayor
número de cédulas de trabajo, según la Unidad de Migración Colombiana del
Ministerio de Relaciones Exteriores. Fuente: EMEN.
No hay comentarios:
Publicar un comentario