La política habitacional que ha
implementado el Gobierno nacional desde que se creó el Ministerio de Vivienda y
Hábitat en 2005, se ha enfocado en un esquema para facilitar el acceso a través
de subsidios y el control de las tasas de interés hipotecarias, las cuales
estaban liberadas, lo que en muchos casos llegó a comprometer los ingresos de
las familias, pues eran variables según la entidad bancaria. A
partir de 2005, con la aprobación de la Ley de Vivienda y Hábitat y la Ley
Especial del Deudor Hipotecario, se estableció una política de subsidios, tasas
de interés preferenciales y se colocó un tope para la tasa máxima a aquellos
financiamientos que asignan las instituciones bancarias con sus recursos
propios, a través de la gaveta hipotecaria. De acuerdo al último informe de
la Superintendencia de Bancos (Sudeban), el otorgamiento de créditos
hipotecarios ha repuntado en los últimos dos años, sobre todo en la banca
pública, pues tradicionalmente la banca privada ha encabezado los desembolsos
para estos préstamos. El informe de la Sudeban correspondiente al primer
corte de este año, indica que la banca privada otorgó 25.106 millones de
bolívares en créditos hipotecarios; mientras que la banca pública aprobó 15.868
millones en financiamientos para adquisición de viviendas durante el primer
semestre de 2012. No obstante a que el sector bancario privado sigue
liderando la entrega de créditos hipotecarios, el estatal Banco de Venezuela
lideró el ranking y se convirtió en el primer banco por segundo año
consecutivo en otorgar mayor cantidad de préstamos para comprar casa. El Banco de Venezuela es seguido por los privados Banesco y
Mercantil en los desembolsos para comprar vivienda. Mientras que el segundo
banco del sistema público bancario que se posiciona en la aprobación de estos
préstamos es el Banco Bicentenario.
Analistas financieros, promotores y constructores coinciden en que hace
falta una política más amplia y expansiva, de manera de facilitar los préstamos
bancarios para viviendas, pero sin que ello comprometa a las instituciones con
financiamientos a muy largo plazo, que tengan dificultades para recuperarlos. José Grasso insiste en que una salida es que los bancos tengan capacidad de
ampliar los recursos en el mercado de capitales. "Una vía que por cierto
funcionó muy bien en la década de los años sesenta, con la emisión de cédulas
hipotecarias, pudiera ponerse en práctica a través de la titularización de la
cartera hipotecaria, eso le daría músculo a los bancos porque venderían papeles
en el mercado de valores, pudieran prestar y recuperar el dinero a buen
rendimiento". El año pasado el
Banavih hizo un ensayo con la colocación de papeles y puso a disposición de la
banca valores por Bs. 6.000 millones, esto, en opinión de Grasso, no rindió
mayores frutos, "porque además de que fue algo muy puntual y temporal, era a muy
bajo rendimiento, al 2%, y a los bancos no le era rentable la inversión". José Grasso amplía que en esa mesa de acuerdos se pudieran plantear
experiencias como las de Colombia, Panamá y Perú, donde se han conseguido buenos
resultados con la masificación de préstamos, pues es una política "donde el
Estado construye el urbanismo y los constructores privados hacen los
desarrollos, eso ha funcionado muy bien en esos países y por qué no replicarlo
acá, porque está comprobado que el Estado solo no puede". Fuente: EMEN.
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