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jueves, 22 de noviembre de 2012

Preocupación por posible devaluación monetaria


Viajeros guardan la maleta en tiempos de devaluación. El fantasma que saca más bolívares por cada dólar ronda Venezuela cada vez que se aproxima el fin de año, en una economía que tiene una década con control de cambio. Son las personas naturales quienes más sienten su efecto. En enero de 2010, luego de siete años con un cambio a Bs.2,15 por dólar, el Gobierno devaluó la moneda en 100% y estableció la paridad en Bs. 4,30 por dólar, pero conservando una tasa de Bs. 2,60 para bienes esenciales; entonces, las solicitudes para consumos en el exterior cayeron en el primer trimestre de 2010 en 84% respecto al mismo período de 2009.

Ya para el primer trimestre de 2011 los viajeros venezolanos habían asimilado el efecto y las solicitudes de divisas para viajes al extranjero volvieron a subir. A esto se suma que Cadivi en 2009 recortó a la mitad la asignación del cupo para viajes, al bajarlo de $5.000 a $2.500, y antes había hecho un recorte en el renglón de compras electrónicas de $3.000 a $400 anuales. Luego de todas esas medidas, la necesidad de devaluar siguió latente, y en 2010 el Ejecutivo lo hizo de nuevo, creando el Sistema de Transacciones con Títulos en Moneda Extranjera (Sitme), un mecanismo cuyo valor de cambio mínimo es de Bs. 5,30 por dólar y al que migró parte de las solicitudes que atendía Cadivi. En 2011 se unificó el tipo de cambio a Bs. 4,30 por dólar para todos los bienes y servicios que requerían divisas, y más rubros migraron al Sitme.

El economista José Luis Saboín recuerda que aunque una devaluación tiene impacto en los alimentos importados y en las materias primas usadas en la producción nacional, la devaluación del 100% hecha en los últimos dos años solo varió la inflación en un punto porcentual. "Esto pasa porque no es una relación directa en este tipo de economía controlada y donde las empresas tienen miedo de que las expropien, y donde hay tantos sectores que dependen de los diferentes tipos de cambio", dice. De darse una devaluación, cree que el impacto sobre la inflación pueda estar entre ocho y 10 puntos más que este año. "Esperamos que la inflación cierre este año en 18%, con devaluación creemos que el año que viene podría ubicarse entre 26 y 28%", indicó. Para Saboín en una situación donde se tiene que importar a un cambio diferente al oficial, a precios muy variables, entonces no se trata de un impacto de precio sino del acceso a las divisas. "Ahí ya hay una devaluación disfrazada", afirma. Saboín indica que de hacer ajustes las ventajas fiscales serían muchas, pues mejora la condición del déficit fiscal y la situación de la competitividad. "Aquí con un cambio fijo, controlado y con una inflación de 20% lo que vas a tener es incentivos a importar, si de verdad quieres construir un modelo que sea productivo la devaluación debe venir". Fuente: EMEN.

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