Los créditos al consumo son los préstamos bancarios que menos
crecieron en el último año en términos reales (al descontar los efectos de la
inflación). En esta categoría, la Superintendencia de Bancos (Sudeban) incluye a
las tarjetas de crédito y el financiamiento para compra de vehículos. Según
el organismo supervisor, hasta finales de abril, la banca venezolana había
financiado a través de las tarjetas de crédito 35.981 millones de bolívares.
Esta cantidad muestra un incremento en términos reales de 2,8%, según un
estudio hecho por la firma Econométrica, basado en las cifras oficiales del
Banco Central de Venezuela (BCV), y la Sudeban.
Los préstamos para vehículos
-que también son considerados consumo- se ubicaron en abril en 15.355 millones
de bolívares, lo que para esta empresa de análisis económico, refleja un
crecimiento real de 5,5%. "En un año electoral, y con un sector bancario
bastante sólido, era de esperar que los créditos al consumo se expandieran a
tasas muy superiores a 3,6% (tarjetas y vehículos)", señala Econométrica en su
último informe. Y es que esta recuperación que viene mostrando el crédito
desde 2011 está impulsada por el alza que también reflejan los depósitos del
público; pues la expansión del gasto del Gobierno estimuló con fuerza la
liquidez monetaria. Si la gente tiene más dinero en el bolsillo, es posible
que se inhiba de solicitar un préstamo porque tiene el disponible y no ve
necesario endeudarse.
En efecto, el crecimiento reflejado por los préstamos
al consumo está lejos del boom crediticio que se dio entre 2004 y 2008,
cuando el aumento de estos financiamientos llegó a 80%. Para Econométrica, el hecho de que estos
préstamos sean los que menos crecieron en el último año puede explicarse por el
entorno de expectativa debido a las próximas elecciones presidenciales.
"Pareciera que las personas están actuando con cautela", dice la firma de
análisis económico. Pero, además, atribuye la caída de los préstamos al
consumo a un reajuste en las cuentas personales de las familias, por la caída de
los ingresos en años anteriores. Muchos hogares incurrieron en deudas para
cubrir el descenso del poder adquisitivo del salario real y ahora privilegian su
pago y huyen de nuevos préstamos. Ahora la banca aplica estrategias de
mercadeo para captar nuevos clientes con tarjetas de crédito y aumentar el
límite de financiamiento a los usuarios ya consolidados.
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