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viernes, 21 de junio de 2013

Carros oficiales no cubren la demanda

Muchas personas tienen la esperanza de hacer realidad su sueño de tener un carro nuevo y con facilidades de pago, pues comenzó a operar la plataforma tecnológica del sistema Venezuela Productiva Automotriz, implementado por el Ministerio de Industrias, con el fin de adjudicar a la población los carros ensamblados por el gobierno de una manera transparente y sin facturas proformas.

¿Qué hace tan llamativo este proceso de compra de vehículos? En primer lugar, está la ilusión de no tener que esperar meses y hasta años para llegar al turno en las largas listas que se abrían en los concesionarios de venta de estos vehículos ensamblados por dos empresas mixtas del Estado: Venirauto y ZGT Chery. Pero la verdadera razón es el precio solidario que tiene cada modelo que se oferta a través del sistema. El Centauro, fabricado por Venirauto, es de Bs. 167.009; en los portales web de ventas de vehículos, el mismo modelo se cotiza entre Bs. 200.000 y Bs. 270.000. El Orinoco, ensamblado por Chery, se oferta en Bs. 196.310 a través del portal gubernamental, mientras que en avisos de portales privados está entre Bs. 300.000 y Bs. 360.000. Aún cuando estos precios lucen llamativos, cabe destacar que en cuestión de dos años los precios de estos vehículos de la red gubernamental han aumentado en forma considerable. Por ejemplo, en 2011, la empresa Venirauto vendía el Centauro en Bs. 125.000; esto refleja un incremento de 33% en dos años, en comparación con el precio que tiene a través de Venezuela Productiva Automotriz. Mientras que el Orinoco, ensamblado por Chery, tenía un precio de venta de Bs. 119.000 hace dos años, cuando comenzó a operar la empresa, lo que significa que su precio aumentó casi 65% en ese lapso.

Luego de cinco años de números en rojo, y muy a pesar de la ampliación de la capacidad instalada de la industria ensambladora con la instalación de dos plantas de capital público, lo cierto es que la oferta actual no logra satisfacer la demanda de miles de compradores; un fallo que las marcas promovidas por el Estado están muy lejos de subsanar. Como puntales de un proyecto para crear un polo automotriz público, Venirauro y la Corporación ZGT Chery tienen una capacidad conjunta para ensamblar cerca de 44.800 unidades anuales a plena producción: 26.000 de la fabricante de carros iraníes y 18.800 de la ensambladora de la marca china. No obstante, la realidad operativa no guarda mucha relación con estos números, ya que ambas industrias trabajan apenas a un tercio de su capacidad. Pese a los problemas de Venirauto, el gobierno decidió iniciar un segundo frente de ensamblaje, esta vez de la mano de un viejo socio privado, responsable del desarrollo de los vehículos militares Tiuna. De esa sociedad nace Corporación ZGT, empresa mixta donde el Estado tiene 51% del capital y el socio privado 49% restante; en cuya presencia parece estar el secreto de los resultados más promisorios. De hecho, si bien ZGT no alcanzó el año pasado la meta de ensamblar 18.000 unidades, al escudriñar las declaraciones del ministro Ricardo Menéndez se tiene que en su segundo período de operaciones produjo unos 11.000 carros (61% de su capacidad). El panorama de la producción estatal de vehículos es más que claro: aun a plena marcha, la capacidad instalada de Chery y Venirauto no es suficiente para atender la demanda de los potenciales compradores inscritos y por inscribirse en el nuevo programa estatal, una versión remozada de un plan lanzado en el año 2009 por la empresa Suvinca que nunca dio resultados. En efecto, el ensamblaje conjunto de ambas marcas en 2012 rondó las 14.600 unidades, lo que significa que en el primer día de inscripción en Venezuela Productiva Automotriz se llenó el cupo correspondiente a todo un año de producción de los cuatro modelos ofrecidos. Fuente: EMEN.

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