Para aprovechar efectivamente el potencial aurífero del país se
requieren inversiones de, por lo menos, 500 millones de dólares, provenientes
tanto del Estado venezolano como de su socio privado, la corporación rusa,
Rusoro, en función de alcanzar una producción máxima de 500.000 onzas al mes.
Según los cálculos de Andrea Padovani, director de Operaciones de Rusoro en
Venezuela, el Gobierno debe poner sobre la mesa, de manera urgente, unos 250
millones de dólares para impulsar la producción de Minerven que se encuentra
"prácticamente en cero", a pesar que esta compañía estatal controla las mayores
reservas del mineral en el país.
Igualmente, Padovani considera que se debe
acometer rápidamente la reactivación de la planta procesadora Revemín, ubicada
en El Callao, la mayor del país con una capacidad de 1.500 toneladas por día.
"Estas plantas del Estado deben ponerse en capacidad de aprovechar un caudal
de recursos espectacular que son las minas más famosas del mundo, las de
Minerven y, sobre todo, la mina Colombia, un yacimiento subterráneo que cuenta
con un tenor promedio de 12 gramos por tonelada, un sueño para cualquier
ingeniero metalúrgico", afirma el ejecutivo.
Igualmente, Rusoro contempla
inversiones también de 250 millones de dólares, con el objetivo de elevar su
capacidad de producción que, actualmente, se divide en 7.000 onzas al mes
provenientes de la filial PMG, mientras que la empresa mixta Venrus extrae 2.000
onzas. "Para llegar a las 500.000 onzas hay que invertir mucho y tener
plantas de grandes capacidades de procesamiento. Otro elemento que permitiría
llegar a esos niveles de producción es que, de una vez, arranquen los proyectos
industriales más importantes del oro en Venezuela: las minas Las Cristinas y
Brisas del Cuyuní. Nosotros estamos en condiciones profesionales y técnicas de
tomar el control y empezar lo más pronto posible con esos desarrollos. Esperamos
que nos tomen en cuenta en esta nueva fase de empresa mixta", advierte Padovani.
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