El Gobierno reedita su propia idea de cancelar deuda salarial a
través de la entrega de un bono, un papel o título de inversión. Aunque
algunos analistas resaltan que el plan no es del todo malo, acotan que es
inconveniente para aquellos trabajadores públicos que desean que se les cancele
todo lo que le deben por sus prestaciones sociales. Las personas que
recibirá el "petrorinoco" deben tomar en cuenta que las actuales condiciones del
mercado de capitales, no están dadas para negociar con éxito este bono y recibir
un alto rendimiento. "Siempre uno pierde, ya sea con los Vebonos o con el
petrorinoco, porque estos papeles se venden a descuento, a menos que la persona
decida quedárselo hasta su vencimiento", apuntó Humberto García Larralde,
profesor de Economía de la Universidad Central de Venezuela. Explicó que
para algunos profesores no fue tan positivo recibir bonos por su dinero, ya que
cuando salieron al mercado a vender los papeles lo tuvieron que hacer a precios
poco convenientes, ante la premura por su dinero o por un momento de necesidad.
"Muchos tuvieron que vender con un descuento de 70% de su valor, pero para
aquellos que podían esperar un mejor precio, pudieron vender cercano a 90%".
Destacó que en la época del Vebono, el monto de la deuda que se canceló era
mucho menor a la acreencia actual que por prestaciones sociales tiene el
Gobierno. "El petrorinoco tiene entre sus aspectos negativos la gran
cantidad de personas que saldrá a venderlo en un mercado que no cuenta con
muchos compradores. Hablamos de un universo de personas mucho más grande y de
una mayor cantidad. Los descuentos del petrorinoco podría ser mayores". Reiteró García Larralde que este mayor monto que saldrá al
mercado "tumbará" el precio del bono, además que generará un alto compromiso
financiero a Petróleos de Venezuela, ya que complica toda su planificación
presupuestaria, si llega a ser el emisor.
Los Vebonos son
papeles de deuda que el Gobierno emitió en el año 2000 para cancelar pasivos
laborales de los profesores, personal administrativo y obrero de las
universidades, por la homologación de sueldos y salarios realizada en 1998 y
1999, además de intereses por prestaciones. Profesores y trabajadores
administrativos festejaron cuando recibieron los primeros Bs.F. 300 millones en
bonos, pero después de ocho meses negociando en el mercado bursátil, ya tenían
claro que cobrar con títulos públicos se tradujo en pérdidas. Debido a la
difícil situación económica, la mayoría de los que recibieron estos bonos no
tuvieron otro camino que vender los papeles, absorbiendo un descuento "feroz" en
el mercado que en algunos casos llegó a 68%. Otros tenedores del Vebono
prefirieron esperar por los intereses que eran cancelados trimestralmente, y/o
hasta su vencimiento. Otros pudieron vender a un mejor precio mucho meses
después para obtener un descuento de entre 85% y 90%.
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